Ramón Frías

Cogito ergo...

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Lo nuevo

1 de agosto de 2009

7:05 p. m.

Apoyo examen final de Filosofía

Saludos jóvenes que se han dejado provocar por la filosofía, tanto de UCATECI, como los de la UNPHU. Les dejo con un material recopilado por las mellizas (¿o gemelas?) Rita Ariela y Rita Mariela, quienes nos comparten su apreciación sobre los elementos más importantes de los temas tratados más recientemente.

Racionalismo Cartesiano

Descartes es uno de los padres de la filosofía moderna y el principal valedor del racionalismo. Su aportación a esta etapa de la historia de la filosofía que conocemos bajo el nombre de modernidad (s. XVI-XVIII)
resulta relevante a un doble nivel:
Metodológico: la mayor preocupación filosófica cartesiana pasaba por elaborar un nuevo método del pensar. Un método que clarificara científica y racionalmente el saber filosófico. A este nuevo método, el cual recuperaba la ciencia matemática como modelo del saber racional, lo llamó “duda metódica”. El rendimiento de la duda metódica debía comprender los campos epistemológico y ontológico; así, epistemológicamente, la duda metódica nos permitiría agrandar el espacio del pensar a nivel ontológico, la duda tendría que servir para hallar las verdades fundamentales sobre las que asentar nuestro conocimiento; y la primera de esas verdades era la expresión existencial del cogito: “pienso, luego existo”, diría Descartes.

Metafísico: la aportación del método debe centrarse en la redefinición de los conceptos fundamentales de la metafísica (como los de sustancia, atributo, verdad, etc.) para asentar las verdades indudables a partir de las cuales construir el edificio del conocimiento humano. La primera de esas verdades, y con la cual Descartes hubo de cambiar el rumbo de la metafísica, había de ser la afirmación del “Cogito”. Así, Descartes hacía pasar el pensamiento metafísico del objetivismo medieval al subjetivismo moderno: lo importante, ahora, no es el conocimiento del objeto, sino su conocimiento a través del conocimiento del sujeto. Ahora bien, la filosofía cartesiana pone mucho cuidado en no caer en un subjetivismo propiciado por la exaltación de los sentidos o de la imaginación, sino que es una afirmación racional de la subjetividad. Es la confianza en la razón, una razón trazada matemáticamente, la que nos permite dar cuenta de la radicalidad del cogito: puedo dudar de todo, menos de que dudo; por tanto, si no puedo dudar de que dudo, no podré dudar de que estoy pensando y de que en dicho acto me constituyo como ser humano. Repetimos: pienso, luego existo. Por otro lado, la metafísica cartesiana es la expresión de una nueva teoría de las ideas y una nueva concepción general del universo dominada por el mecanicismo. Por tanto, podemos evaluar el racionalismo cartesiano teniendo en cuenta sus principales rasgos: la expresión de un nuevo método racional del pensar, la llamada duda metódica; la afirmación de la subjetividad (cogito) como primera verdad; una nueva teoría del concepto de idea en general y de la idea de substancia en particular; finalmente, el mecanicismo como paradigma o concepción general del orden y funcionamiento del universo.

Aspecto epistemológico: la duda metódica

El nuevo método cartesiano tiene como misión convertir a la filosofía en un camino racional hacia la verdad. Por supuesto, la razón era el mecanismo adecuado para lograr esta correspondencia, pero eso no suponía excluir a los sentidos de la tarea del conocimiento verdadero pues los sentidos nos ponen en contacto con la realidad, pero con la aparición de la filosofía moderna, cuyo padre es Descartes, el principio del conocimiento deja de ser el objeto y pasa a ser el sujeto y el lugar en el que quedan los sentidos como criterios de conocimiento es de clara inferioridad y desprestigio. Tanto es así que el método cartesiano comienza expresando su desconfianza hacia los sentidos como instrumentos válidos para conocer. De ahí que la expresión del método cartesiano sea la duda: en sus famosas Meditaciones Metafísicas, Descartes escribe que podemos dudar de todo aquello que conozcamos a través de los sentidos, en cambio, decía Descartes, no puedo dudar de aquello que consiga conocer racionalmente, porque esto lo habré hallado de acuerdo a un método estrictamente racional. Y eso de lo que no puedo dudar es de que dudo, es decir, no puedo dudar de mi propio pensamiento. Puedo dudar del contenido de lo pensado, pero no así del pensamiento mismo; por eso, puedo afirmar tajantemente que “pienso, luego existo”. Como se observa fácilmente, es el sujeto el principio de todo conocimiento racional, pues es el pensamiento como tal y no lo pensado el punto de partida. El método cartesiano, que desde este momento se llamará “duda metódica”, es el esfuerzo por ofrecer autonomía al entendimiento frente a los sentidos y la imaginación. Es tarea del entendimiento hallar las verdades evidentes y primeras que van a servir de base para la construcción del conocimiento humano. En efecto, la duda metódica cartesiana pretende erigirse en modo de hallar la certeza y, dentro de ella, la certeza absoluta: el sujeto pensante. Esta verdad indubitable, a la que llamamos cogito, será el primer principio de la filosofía. Debido a que la finalidad de la duda es conducirnos hasta las primeras y fundamentales verdades de nuestro conocimiento, no podemos confundir la duda cartesiana con el escepticismo: Descartes no desea dudar de todo, sino sólo de aquello que no se presente de manera evidente como verdadero a mi entendimiento. Descartes nunca había de dudar de la razón y de su capacidad para hallar la verdad.

Las consecuencias ontológicas del método cartesiano:
afirmación de la primera verdad: “pienso, luego existo”

Teniendo en cuenta que lo que persigue la duda metódica es afirmar el sujeto pensante o cogito como base sobre la que construir todo el conocimiento racional, podemos decir que la filosofía del método es, en realidad, una filosofía del sujeto, según la cual, el hombre existe como ser pensante, el mundo es conocido a partir de la evidencia del pensamiento: es el cogito, y no el mundo, la primera verdad. La llegada al cogito o pensamiento se efectúa por vía intuitiva: es la evidencia la que nos revela que el pensar, y más concretamente, que “yo pienso”, es una idea clara y distinta, es decir, una idea de la que no cabe dudar. Desde este punto de vista, el cogito no es tanto un resultado o punto de llegada como un punto de partida. Lo que quiere indicarnos Descartes es que la subjetividad, el “pienso, luego existo” es el comienzo de toda reflexión filosófica, porque es indubitable que yo existo pensando, que existo como pensamiento: no puedo dudar de mi existencia y de que ésta se desarrolla pensando. Por tanto, el “pienso, luego existo” es el esfuerzo cartesiano por construir toda la explicación de la realidad a partir de la única evidencia de mi propia existencia como ser pensante. Definitivamente, pues, la filosofía del método es una filosofía de la subjetividad.


EL EMPIRISMO.

El empirismo es una doctrina filosófica que se desarrollo en los siglos XVII y XVII contraponiéndose al racionalismo.
El empirismo considera a la experiencia como única fuente válida del conocimiento en el contacto de los sentidos con las cosas. Son los sentidos los que, al ponerse en contacto con las cosas capturan las formas con que las cosa impresionan, formas que juzgándola por el lado del objeto, son las de su existencia, por el lado del sujeto, las impresiones son el material que es transmitido hasta los centros superiores donde se convierten no solo en percepciones, sino en ideas generales o conceptos.
Tal fin intentan encontrar sus representantes: John Locke, quien pone como principio de todo conocimiento a la experiencia, además, que rechaza las ideas innatas y hace una comparación del espíritu como una tabula rasa, encontrando el origen del conocimiento en la sensación y la reflexión.




Las características principales del empirismo son:
1.El origen del conocimiento es la experiencia. La mente es una "Tabla rasa" que ha de ser rellenada de contenido empírico. Se niegan Por tanto las ideas innatas que defendía el racionalismo.
2. El conocimiento humano tiene un límite: la propia experiencia. Todo conocimiento que pretenda ir más allá de la experiencia es o meramente probable o dudoso.
3. Todo conocimiento es conocimiento de ideas. Se conocen las ideas, no las cosas. En esto coinciden con el racionalismo. En George Berkeley esta tesis conducirá a un idealismo radical (negación de la realidad material).
4. La razón es una razón crítica (examina sus límites y posibilidades) que queda invalidada para asuntos metafísicos, por lo que su tarea debe inclinarse a cuestiones prácticas (políticas, morales,...).
Los principales representantes del empirismo clásico son Locke, Berkeley y Hume.
John Locke (1632-1704). De gran actividad política, teórico del liberalismo político, sus teorías inspiran las revoluciones burguesas de su país, las teorías políticas de la Ilustración francesa y la Constitución de los Estados Unidos. Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, aunque con alguna influencia racionalista, es el fundador del empirismo. Pensaba que todo posible conocimiento deriva de la experiencia. De ella recibimos información que configúralas ideas simples (color, olor, figura, ...), y a partir de éstas elaboramos /ideas complejas (las distintas sustancias). A qué realidad extramental hagan referencia estas ideas derivadas, es de lo que no sabemos nada. Sus principales obras son Dos tratados sobre el gobierno civil, y Ensayo sobre el entendimiento humano.
George Berkeley (1685-1753). Obispo anglicano irlandés, cree resolver el problema de Locke de la siguiente manera: Conocemos ideas, creemos conocer las cosas, pero en realidad las cosas no son más que ideas: ser consiste en ser percibido. "Es ciertamente extraño que haya prevalecido entre los hombres la opinión de que casas, montes, ríos, en una palabra, cualesquiera objetos sensibles, tengan existencia real o EL EMPIRISMO natural distinta de la de ser percibidos por el entendimiento". La causa de nuestras ideas no es una realidad extramental, sino directamente Dios.
David Hume (1711-1776)
Su vida transcurre fundamentalmente entre Inglaterra y Francia. Su primera obra filosófica será el Tratado sobre la naturaleza humana. Posteriormente reelaborará su contenido en sus dos escritos más importantes, Investigaciones sobre el entendimiento humano, donde expone su teoría del conocimiento, e Investigaciones sobre los principios de la moral, donde expone su filosofía práctica. La influencia de la filosofía de Hume será determinante en Kant así como en la filosofía analítica del siglo XX.
La teoría del conocimiento.
Hume pretende analizar las posibilidades y los límites del entendimiento humano. Concluirá que hay muchas materias (especialmente las metafísicas) que están fuera del alcance del conocimiento.
-En nuestro conocimiento poseemos dos tipos de elementos:
- Impresiones: percepciones sensibles, vivas e inmediatas.
- Ideas: reproducción de impresiones, débiles y mediatizadas por la memoria.
Ambas, a su vez, pueden ser simples y complejas (a la manera de Locke).
Como todo conocimiento procede de la experiencia, sólo será válido el conocimiento que tenga su origen en la experiencia sensible, esto es, aquél que proceda de impresiones. Por ello sólo podemos otorgar existencia a las cualidades, que son de las que tenemos impresiones simples, pero nunca a las sustancias. Las sustancias no son sino una colección de cualidades a las que damos nombres para acordarnos, pero no tienen ningún equivalente en la realidad, o al menos, no tenemos ninguna razón para suponerlo.
Hume afirma que no poseemos ninguna impresión de lo que sea el yo; es más, si la tuviésemos, sería invariable (ya que se supone que toda la vida somos el mismo yo), y no existe ninguna impresión que sea invariable. Si cogemos un supuesto yo y lo analizamos encontramos impresiones de objetos exteriores, sentimientos, etc. Si suprimimos todas esas impresiones, ¿qué queda? Nada.
La relación de ideas se basa en la demostración; la cuestión de hecho, para que vaya más allá de la mera impresión, se fundamenta en la causalidad. Negada el fundamento de ésta, no debemos negar todas las leyes científicas, pues nos son útiles. Sólo debemos ser conscientes de la limitación epistemológica de las cuestiones de hecho y de la perenne provisionalidad de las afirmaciones causales, solo sustentadas por la costumbre.


HEGEL
La filosofía de Hegel surge estrechamente vinculada con la situación social, cultural y filosófica de su tiempo, a la vez que es una respuesta racional a los problemas planteados por esa situación. La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la libertad y de la razón. A su juicio, la situación histórico-social en que vivía estaba necesitada de una mayor libertad. Hegel vivió la Alemania de su tiempo como un ataque a sus aspiraciones democráticas y a la libertad, y concibió la necesidad de un Estado moderno y racional. Era preciso también, pues, una idea o concepto de Estado racional.




EL MARCO FILOSOFICO

La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural de la tradición occidental. Su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico, en el que confluyen prácticamente todas las filosofías anteriores. El propio Hegel interpretó así su sistema, como el estado de maduración y unidad interna de todo el pensamiento anterior a él (así lo hace en sus Lecciones sobre la historia de la filosofía ).
La filosofía de Hegel se basa en la relación entre los dos conceptos fundamentales de la filosofía anterior: la Naturaleza (en la filosofía griega) y el Espíritu (en la filosofía cristiana y, a partir de Descartes, en la filosofía moderna). Hegel pretende la unidad interna y la conexión entre Naturaleza y Espíritu, de modo que pueda elaborarse una teoría unitaria, total y cerrada sobre la realidad en su totalidad.


DIALECTICA
El término "dialéctica", aunque no fue Hegel el primero en utilizarlo (lo habían hecho ya, por citar dos ejemplos, Platón y Kant), sirve para caracterizar toda su filosofía llamándola método dialéctico o naturaleza dialéctica de la realidad .

Ya habíamos hablado de que la filosofía de Hegel nacía unida a un marco histórico y social determinado, en el que Hegel denunciaba la falta de libertad del hombre. El término "dialéctica" es utilizado por Hegel para comprender y expresar la situación real del mundo.
Pero también habíamos visto que la filosofía de Hegel estaba inserta en un marco filosófico muy preciso. En ese sentido, en cuanto expresión de la filosofía de Hegel, dialéctica significa la radical oposición de Hegel a toda interpretación fragmentaria de la realidad y del conocimiento.
El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa es lo que es, y sólo llega a serlo en interna relación, unión y dependencia con otras cosas y, en último término, con la totalidad de lo real.
La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte para nada a la relativa independencia de cada cosa en su singularidad.
Pero el carácter dialéctico de lo real no sólo significa que tenga una relación interna, sino, más profundamente aún, que cada cosa sólo es lo que es en un proceso continuado. Es decir, la realidad, en cuanto dialéctica, no es fija ni determinada de una vez por siempre, sino que está en un constante proceso de transformación y cambio, cuyo motor es, a la par, tanto su interna contradicción, limitación y desajuste en relación con su exigencia e intención de totalidad, infinitud y absoluto, como la interna relación en que está con otra realidad, que aparece como su contrario


LA DIALECTICA COMO ESTRUCTURA DEL CONOCIMIENTO

El carácter dialéctico de la filosofía hegeliana tiene igual alcance en lo que se refiere al conocimiento o al saber ("conocimiento dialéctico" o "método dialéctico").
Para Hegel, por su propia concepción de la filosofía como "el conocimiento efectivo de lo que es en verdad", la teoría acerca de la realidad requiere indagar lo que es el conocimiento, el saber, el pensar (recuérdese que la relación ser-pensar ha sido una cuestión fundamental a lo largo de la historia de la filosofía.
Para Hegel el conocimiento tiene una estructura dialéctica. Y tiene esa estructura, en definitiva, porque la realidad es dialéctica y, por tanto, el conocimiento también es dialéctico, en cuanto que es una dimensión de lo real y en cuanto que se configura dialécticamente al manifestar adecuadamente la naturaleza dialéctica de la realidad. Pero, en verdad, las distinciones entre conocimiento y realidad, pensar y ser, etc., son, según Hegel, inadecuadas, justamente en razón del carácter dialéctico de la realidad en general y del principio hegeliano de que "lo verdadero es el todo". Lo que hay, en cualquier caso, es la relación interna y estructural entre el ser y el pensar, o, lo que es lo mismo, entre el objeto y el sujeto.


ESTRUCTURA DE LA DIALECTICA

Hemos visto que para Hegel la dialéctica no se limita a ser un método del conocimiento, sino que es algo más. La dialéctica constituye la naturaleza y estructura de lo real, y por ello es por lo que constituye el modo de proceder del conocimiento.
La estructura y esencia de la dialéctica es un todo complejo constituido por tres momentos o aspectos implicados entre sí :
- Lo que se ha llamado tesis (el aspecto o momento abstracto o intelectual). Suele interpretarse la tesis como una afirmación cualquiera, una realidad, un concepto. Pero esta afirmación lleva en su entraña un contrario, ya que la realidad no es estática, sino dinámica.
- Lo que se ha llamado antítesis (el aspecto o momento dialéctico o negativo-racional). Suele interpretarse como la negación de la afirmación anterior, ya que es esa contradicción el motor de la dialéctica. Este momento negativo es lo que hace dinamizar la realidad.
-Lo que se ha llamado síntesis (el aspecto o momento especulativo o positivoracional). Suele interpretarse como la superación del conflicto, la negación de la negación anterior. Los dos momentos anteriores son a la vez eliminados y conservados, es decir, elevados a un plano superior. La síntesis es enriquecimiento y perfección, es la seguridad de que la realidad está en constante progreso.


LAS CATEGORIAS

Para Hegel la razón rige el mundo y, por tanto, la historia ha transcurrido racionalmente. La razón es, pues, la sustancia de la historia. Si la historia ha transcurrido racionalmente, esto significa que ha transcurrido de acuerdo con unas categorías o leyes, esas categorías son las siguientes:
a) Variación . Se pone de manifiesto si nos fijamos en el cambio de individuos, pueblos y Estados que se van sucediendo.
b) Negatividad . El espíritu en su andadura histórica no cesa de destruirse y construirse constantemente. Esto significa que las etapas históricas tienen un desarrollo interno dialéctico que las hace desaparecer para transformarlas en otras más ricas y potentes: es la dialéctica aplicada a la historia.
c) Razón . La historia se desenvuelve en el terreno del espíritu. El espíritu es una conciencia no sólo del sujeto, sino también del objeto (Hegel llamaba a esto "conciencia de sí". Y esta conciencia de sí es la libertad, es decir, la autoconciencia.
d) Libertad . Es el principio fundamental que hace posible la historia. Sólo teniendo conciencia de la libertad se puede ser libre (de los tres tipos de libertad que distingue Hegel natural, de capricho y racional, Hegel se refiere a la libertad racional).


CARLOS MARX

1. CONTEXTO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO.
Marx pasa gran parte de su vida en Inglaterra, primer lugar en el que se da la revolución industrial con todas sus consecuencias: explotación de los trabajadores, pobreza, malas condiciones laborales, situación precaria del proletariado, etc. Es allí donde surgen como consecuencia los primeros movimientos obreros.
Marx representa la práctica activa de la lucha de clases, lucha que debe proseguir hasta reducir las relaciones de dominio y explotación entre los hombres.
Vida y obras.



Carlos Marx nació en Trèveris, en 1818. Su familia (son pobres, viven en una situación precaria) es de origen judío, aunque el padre se convierte al protestantismo y Marx se bautizado en 1824. Cursa estudios universitarios (Marx no era filósofo inicialmente, sino economista) en Bonn y Berlín. En esta ciudad conoce a los jóvenes hegelianos y establece fuertes lazos de amistad con Bruno Bauer conoce a Engels, con quien mantendrá la amistad hasta su muerte, junto a éste nació el Marxismo.
La obra más destacada de Marx, que se publica en vida del autor, es, sin duda, el primer volumen de El Capital (1867). También cabe citar La sagrada familia y el Manifiesto Comunista, en colaboración con Engels; La miseria de la filosofía (plantea que hay que hacer un socialismo más científico), entre otras.


2. FILOSOFÍA MARXISTA.

Antropología marxista (concepción del hombre).
Para Marx el papel de la filosofía es claro y tajante: debe convertirse en práctica, ponerse al servicio del hombre concreto para liberarlo de las alienaciones a las que se ve sometido. La filosofía debe centrarse en el estudio del mundo real, realidad empírica y material, para sentar las bases de la transformación activa de esa realidad. Por eso integra la praxis como elemento principal de la filosofía.
El problema que preocupa a Marx es siempre el mismo: la defensa y liberación del hombre concreto, sometido a humillaciones, esclavitudes y desprecios. Lo que cambian son las estrategias para lograr el objetivo. Sólo el hombre oprimido, constituido en clase, la clase obrera, y por un método rigurosamente científico de análisis de la situación histórica, puedes ser el artícife de su propia liberación.

El humanismo de Marx.

La mayoría de los hombres, los proletarios, viven explotados y humillados por una minoría burguesa y capitalista, que impide a los primeros realizar las inmensas posibilidades de su libertad.
Preocupado por devolver al hombre su dignidad, Marx plantea, en su análisis de la sociedad, el camino que la filosofía debe emprender para llegar a la liberación del hombre. Aquí se sitúan los intentos concretos para eliminar las distintas alienaciones.
En su proceso analítico de la historia, Marx detecta tres tipos de alienación: la alienación religiosa, la alienación ideológica y la alienación económica o del trabajo.


3. ALIENACIONES Y TIPOS.

Marx hereda este término de Hegel, pero en otro sentido. Feuerbach en cambio, le da un sentido religioso: piensa que el hombre ha inventado la idea de Dios para consolar sus males. Proyectan en Dios sus cualidades positivas de manera infinita, desposeyéndose así de ellas (con lo cual están alienados).
La palabra viene de alienum, que significa algo ajeno o extraño. Es el acto por el cual se traspasa la propiedad de una cosa. En el marxismo, alienación es la expropiación de la libertad, capacidad de pensar y trabajo del hombre a causa del sistema económico capitalista en el que se ve inmerso; también se dice que es la situación histórica en la que el hombre se encuentra en el ámbito del proceso del trabajo capitalista al no advertir la dependencia que toda obra humana tiene de las condiciones materiales de producción.
Alienación religiosa.
Para Marx, la religión es la premisa de todas las demás alienaciones porque la religión proyecta al hombre fuera del mundo real, llevándolo a un mundo ficticio. De esta manera, la religión es alienación, ya que provoca la escisión entre el mundo concreto en que vive el hombre y el mundo ideal, al que lo remite, haciendo así posible cualquier otro tipo de alienación (afirmaciones recogidas de Feuerbach).
La religión no sólo es alienación de cada hombre individual, sino instrumento de la clase dominadora, para oprimir a los dominados. La alienación religiosa cumple así una función social, es “opio del pueblo”.
Alienación ideológica.
La naturaleza, y el hombre, que forma parte de ella, son lo único real. El hombre es un proceso, es producto, no sólo de la naturaleza, sino también de la sociedad. Por tanto, está en las manos del hombre la posibilidad de cambiar las circunstancias materiales y sociales que están en la base de la alienación humana actual. Quedarse en la teoría, aislada de la praxis, sólo se explica por el desgarramiento y contradicción de la situación actual, pero sólo con la práctica revolucionaria es posible llevar hasta el final las posiciones teóricas; esto es, la alienación ideológica puede ser superada mediante la eliminación de las contradicciones materiales que la sustentan.
Alienación económica o del trabajo.
Donde se da la forma más pura de alienación es en el trabajo. Para Marx, lo que identifica al hombre, en cuanto capacidad de producir con sus propias manos sus medios de subsistencia. La raíz última de la vida humana está en el trabajo. Marx piensa que lo que realmente distingue al hombre es su capacidad de producir, el trabajo
Alienación filosófica.
Consiste en el espejismo de pretender contemplar o interpretar la realidad al margen de la praxis, es decir, de las condiciones reales o materiales de la existencia humana.


4. MATERIALISMO HISTÓRICO

Modos de producción, relaciones de producción.
En el sistema de Marx hay una idea básica. El trabajo actúa, independientemente de la voluntad del hombre, como elemento transformador de la realidad. El mundo depende de los modos de producción de los medios materiales y de las relaciones de producción; unos y otros constituyen las bases para comprender la historia de las transformaciones sociales. Éste es el principio (el de la satisfacción de las necesidades humanas, lo económico), por el que se mueve la historia. Marx busca una conexión racional de los hechos en el nivel real de necesidades humanas, que incluye a la razón, pero sin limitarse a ella.
Se trata de detectar el factor económico presente en toda actividad humana, el cual es la base de la historia. Esto constituye lo que más se llama materialismo histórico, entendido como explicación de las estructuras sociales y de las leyes que rigen sus cambios históricamente constatables.
Marx aplica este principio a la sociedad capitalista de su época, pero lo considera también válido para el análisis de cualquier tipo de sociedad.

EL POSITIVISMO

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia.
Evolución.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Emmanuel Kant.



Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernest Mach.

Augusto Comte (1798-1857)

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil.
Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y comprobables.

La Ley de los tres Estadios.
Según Comte, los conocimientos pasan por tres estadios teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estadios, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:

Estadio Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.
En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.
Estadio Metafísico:
O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultez.

Estadio Positivo:
Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.
FENOMENOLOGIA

La fenomenología se ocupa de la conciencia con todas las formas de vivencias, actos y correlatos de los mismos, es una ciencia de esencias que pretende llegar sólo a conocimientos esenciales y no fijar, en absoluto, hechos. Es una meditación lógica que pretende superar las propias incertidumbres de la lógica, orientándose hacia y con un lenguaje o logos que excluya la incertidumbre. La fenomenología ha reflexionado ha sido una meditación sobre el conocimiento, un conocimiento del conocimiento; y su célebre "poner entre paréntesis" consiste en primer lugar en dejar atrás una cultura, una historia, en retomar todo saber remontándose a un no saber radical.

El término significa el estudio de los “fenómenos”, es decir de lo que aparece en la conciencia, lo dado; se trata de explorar precisamente eso que es dado, la cosa misma en que se piensa, de la que se habla, en síntesis, de la constitución de la conciencia. Se trata de recuperar al sujeto racional que está detrás de todo hecho y que directamente se pone como razón, pero ésta no se deriva de nada, es absoluta, des-ligada, no depende de hechos. Tampoco la vida subjetiva con sus modos de experiencia puede ser derivada de los hechos del mundo, sino al revés, éstos toman su sentido en aquélla. La fenomenología no parece tratar de la realidad sino de la representación de la realidad, así parece ser desde el momento en que la propia fenomenología exige prescindir de la realidad, de la naturaleza, del mundo objetivo. La fenomenología devela el estilo fundamental, o esencia, de la conciencia del dato inmediato anterior a toda tematización científica, que es la intencionalidad. En lugar de la tradicional conciencia que ingiere o digiere el mundo exterior, la fenomenología revela una conciencia que no es nada, salvo una relación con el mundo.


Edmund Husserl (1859-1938)

Como fundador de la escuela fenomenológica, se dio a la tarea de describir el método fenomenológico, previa depuración del psicologismo. Él inauguró la aprehensión de la “cosa misma”, más acá de toda predicación, en un combate con el lenguaje, contra sí mismo para alcanzar lo originario. La concepción del hombre, para Husserl, consiste en la restauración del sujeto racional que no esté anclado en los hechos, como la psicología, sino en la razón; trata de revelar que el hombre no es un hecho mundano, sino el lugar de la razón y de la verdad, de la subjetividad trascendental. El problema del psicologismo consiste en que se ve al hombre sólo como parte del mundo, como un hecho en el mundo, pero si sólo somos hechos en el mundo, entonces difícilmente podremos concebirnos como sujetos del mismo, puesto que la razón no está causada por las circunstancias mundanas: la razón es lo que es por sí misma. “La fenomenología de Husserl pretende reconstruir un sujeto racional que sea a la vez sujeto del mundo y objeto en el mundo.”



Tomando en cuenta que el mundo, la realidad, no es sino el conjunto de mis experiencias reales y posibles, la vida subjetiva no se deriva entonces de los hechos del mundo, sino al contrario. En la percepción de una cosa lleva a la conciencia de ésta, y luego a la vivencia: “La conciencia humana es intencional, es decir produce actos cuya característica es el no quedarse en sí mismos sino ir más allá, por lo que la conciencia intencional es en sus actos conciencia-de”, lo que permite que se represente mediante la actitud natural y la actitud fenomenológica; la primera es la que se mantiene en la vida ordinaria, la objetiva; y la segunda es en la que se interrumpe para fijarse en la experiencia de las cosas en un tiempo subjetivo. La fenomenología propone que se pase de la actitud natural a la actitud fenomenológica describiendo los fenómenos de la conciencia, sus intencionalidades, y para conseguir y garantizar que así sea tienen que darse dos operaciones simultáneas: la epojé y la reducción eidética. La epojé es poner entre paréntesis algo del mundo ordinario, lo suspende para entonces volver a los actos, a las cosas mismas a fin de alcanzar el residuo fenomenológico de la conciencia trascendental, o bien la esencia, o descubrir un nuevo reino de la experiencia, o crear una nueva. La reducción se refiere a reducir, re(con)ducir la realidad como tal a la representación de la misma en el sujeto, para hacer de ella una experiencia de la realidad, que es lo que constituye a la conciencia. Reducir es en el fondo transformar todo lo dado en algo que se nos enfrenta, en fenómeno, y revelar así los caracteres esenciales del yo.

EXISTENCIALISMO
El existencialismo moderno surgió en una Europa desgarrada por la luchas entre intereses encontrados, donde el hombre se sentía amenazado en su individualidad, en su realidad concreta. de ahí su énfasis en la fundamental soledad del individuo, en la imposibilidad de encontrar la verdad por medio de una decisión intelectual, y en el carácter irremediablemente personal y subjetivo de la vida humana.

Se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas que, aunque suelen diferir radicalmente en muchos puntos, coinciden en considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de ser su esencia humana la que determina su existencia.

El existencialismo en la filosofía. Aun constituyendo una corriente del pensamiento moderno, es posible rastrear una sensibilidad existencialista a lo largo de toda la historia de la filosofía. Así sucede, por ejemplo, con el imperativo socrático "conócete a ti mismo"; con la angustiada imprecación de Pascal, cuando situaba al hombre entre el ser y la nada; o con la defensa de la irreductibilidad de la existencia a la razón, que formulara el idealista alemán F. W. J. Schelling.
Contra el concepto de ineluctable necesidad de G. W. F. Hegel -la libertad es la conciencia de la necesidad, afirmaría este filósofo-, el danés Soren Kierkegaard, profundamente religioso y considerado como el padre del existencialismo, opuso la interpretación de la existencia en términos de las formas de existencialismo, la proyección del futuro sobre la base de las posibilidades que constituyen. Para algunos pensadores de este movimiento -los alemanes Martin Heidegger y Karl Jaspers, por ejemplo-, las posibilidades existenciales, en tanto que tienen su anclaje en el pasado, de modo que sólo lo que ya ha sido elegido puede ser elegido. Para otros, como el francés Jean-Paul Sartre, las posibilidades que se ofrecen a la elección existencial son infinitas y equivalentes, y, por tanto, la elección entre ellas resulta indiferente.
Rasgos fundamentales del existencialismo. Si bien no es posible dar una definición precisa del existencialismo .pues no existe un existencialismo único-. sí pueden presentarse una serie de rasgos que ayuden a describir el talante y el espíritu de ese movimiento filosófico.
El existencialismo introduce la vivencia personal en la reflexión filosófica. Frente a la tradición de que el filósofo debe establecer cierta distancia entre él mismo como sujeto pensante y el objeto que considera, el existencialista se sumerge apasionadamente en lo que contempla, hasta el punto de que su filosofía puede llegar a ser fundamentalmente una filosofía autobiográfica (Kierkegaard).

Los temas sobre los que reflexiona el existencialista se mueven alrededor del hombre y de la realidad humana (hombre, libertad, realidad individual, existencia cotidiana). Heidegger es el filósofo que parece más alejado de esta perspectiva, que para él el problema fundamental de la filosofía es el ontológico, es decir, el problema del ser, y, por tanto, el problema del hombre queda subordinado a aquel problema. Sin embargo, el ser-ahí, el ente que es el hombre, se sitúa en un lugar preferente en toda pregunta sobre el ser.

El hombre no es para los existencialistas un mero objeto. El hombre es un sujeto-en-el-mundo y abierto al mundo. En términos sartrianos, el hombre se crea a sí mismo.
La libertad es otro de los temas básicos para los existencialistas. No se trata en ellos, sin embargo, de la libertad académica, de la libertad como presupuesto del acto moral, sino de la libertad que hace posible la elección y, por tanto, la realización del individuo. El existencialismo significó, en la Europa oprimida por el nazismo y las dictaduras totalitarias, la reafirmación de la libertad política y cultural del individuo. El existencialismo tiene a su favor la positiva significación histórica de haber planteado una dura batalla a la dictadura de la razón formalizada que denunciara el pensador alemán Max Weber.

La muerte, insoslayable, es también objeto de atención para los existencialistas. El hombre vive para morir; cada cual muere solo. Para Heidegger, la muerte es la última posibilidad del hombre; para Sartre, el fin de todas las posibilidades; para todos los existencialistas, la suprema realidad trascendente. El ser-para-la-muerte es el verdadero destino y objetivo de la existencia humana.

EL NEOPOSITIVISMO

Corriente del pensamiento desarrollada por los filósofos del llamado Círculo de Viena en la década de los años veinte y treinta del siglo XX. Sus miembros, partidarios de un empirismo cientificista, investigaron principalmente en el ámbito de la filosofía del lenguaje, rechazaron todo tipo de saber metafísico y utilizaron el análisis lógico como instrumento para conocer la realidad. Dicho movimiento, que recibe también los nombres de positivismo lógico y empirismo lógico surgió a partir de la teorías de Ludwig Wittgenstein y Bertrand Russell. Algunos de sus más destacados representantes fueron Moritz Schlick, Rudolph Carnap y Otto Neurath. Se creó un grupo de discusión en torno a problemas epistemológicos y cuya pretensión era seguir el camino abierto por el positivismo en muchos de cuyos puntos fundamentales estaban de acuerdo: la defensa del empirismo, el rechazo rotundo de la metafísica y una orientación unificadora de la ciencia en sus lenguajes y en sus métodos.


Wittgenstein


Russell

Los principios fundamentales de neopositivismo lógico son: el empirismo y el positivismo, la metodología de las ciencias empíricas, la lógica matemática y el eudemonismo y la sociología positivista.
Uno de los elementos fundamentales que desarrollan los neopositivistas es el criterio de demarcación de los conocimientos científicos. De forma que se pueda determinar que proposiciones pueden ser consideradas como científicas y cuales no. El criterio empirista de demarcación dice que una proposición sintética sólo tiene significado cognoscitivo si puede ser verificada por medio de la experiencia. Sólo este tipo de proposiciones facilitan alguna información sobre el mundo, y sólo ellas poseen validez para la ciencia. Pueden existir proposiciones que no puedan ser verificadas, no serán científicas, aunque pueden tener un uso, por ejemplo, de tipo emotivo.
Como características del grupo se podría destacar su posición antimetafísica, su análisis del lenguaje, el recurso a la lógica y su defensa de los métodos de las ciencias naturales y de las matemáticas. Las raíces de estas posiciones se encuentran fundamentalmente en el empirismo de Hume y Locke, el positivismo de Comte y el empirocriticismo de Mach, que basan toda fuente de conocimiento en la experiencia. Esto significa que rechazaban todo tipo de conocimiento apriorístico (anterior a la experiencia) y cualquier proposición que no pudiera ser confrontada por la experiencia.
Las teorías empírico-analíticas también suelen ser llamadas "teorías deductivo-empíricas" o "empírico-general-inductivas". Se basan en distintas variedades de la lógica científica neo-positivista.

El EMPIRISMO

(Hume) considera que la única fuente del conocimiento es la experiencia. Recusa todo innatismo: el hombre sólo elabora un conocimiento después de haber estado en contacto con la realidad sensible, y lo hace con elementos que ella le aporta.
El EMPÍRICO-CRITICISMO (Avenarius) fundamenta en la crítica sistemática de la experiencia pura la posibilidad de eliminar los planteamientos de tipo metafísico y los apriori del conocimiento, para lograr una representación neutral del mundo.



EMPIRISMO CIENTÍFICO es ante todo el nombre de una característica metodológica propia de todas las corrientes científicas derivadas o afines al positivismo lógico, que se proponen la unificación de la ciencia. Este enfoque se centra en el concepto de VERIFICABILIDAD, básico para la aceptación de una proposición en cualquier campo del saber. Recordemos que el principio de verificabilidad consiste en "saber qué observaciones conducirían bajo ciertas condiciones a aceptar una proposición como verdadera o rechazarla como falsa".