Ramón Frías

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8 de noviembre de 2009

3:07 p. m.

Apoyo segundo parcial de Filosofía



FILOSOFIA SOCRATICA

Tal vez la mayor personalidad filosófica en la historia haya sido Sócrates. Nacido alrededor del año 470 a.C., practicó un diálogo continuo con sus alumnos hasta que fue sentenciado a muerte, condena que cumplió bebiendo cicuta en el 399 a.C. A diferencia de los sofistas, Sócrates se negó a aceptar dinero por sus enseñanzas, afirmando que no tenía ninguna certidumbre que ofrecer excepto la conciencia de la necesidad de más conocimiento. Sócrates no dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas fueron preservadas para las generaciones posteriores en los diálogos de uno de sus más famosos discípulos, Platón, y también aparecen en los escritos de Jenofonte. Sócrates enseñó que cada persona tiene pleno conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que sólo necesita llevarlo a la reflexión consciente para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón (un diálogo platónico) Sócrates plantea a través de una ficción la forma en que un esclavo ignorante puede llegar a la formulación del teorema de Pitágoras, demostrando así que el conocimiento está innato en el alma, en vez de ser implícito o indisociable de la experiencia. Sócrates creía que el deber del filósofo era provocar que la gente pensara por sí misma, en vez de enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía partero o alumbrador de ideas. Su contribución a la historia de la filosofía no fue una doctrina sistemática, sino un método de reflexión, la mayéutica, y un tipo de existencia. Hizo hincapié en la necesidad de un examen analítico de las creencias de cada uno, de definiciones claras de los conceptos básicos, y de un planteamiento racional y crítico de los problemas éticos.


FILOSOFIA PLATONICA


Platón fue un pensador más sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en especial los primeros diálogos, pueden ser considerados como una continuación y elaboración de las ideas socráticas. Al igual que Sócrates, Platón consideró la ética como la rama más elevada del saber, y subrayó la base intelectual de la virtud al identificar virtud con sabiduría. Esta idea llevó a la llamada “paradoja socrática” por la que “ningún hombre hace el mal por propia voluntad”, como dice Sócrates en Protágoras. Más tarde, Aristóteles advertiría que una conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral. Platón exploró también los problemas fundamentales de la ciencia natural, la teoría política, la metafísica, la teología y la epistemología, y enriqueció conceptos tales como el conocimiento (en Teeteto), el origen y esencia del lenguaje (en Crátilo), la justicia (en La República) o la belleza (en El Banquete), entre otros muchos, que posteriormente se erigieron en fundamentos permanentes del pensamiento occidental.

Para Platón, la verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien.

La base de la filosofía de Platón es su teoría de las ideas, o doctrina de las formas. La teoría de las ideas (que queda expresada en muchos de sus diálogos, sobre todo en La República y Parménides) divide la existencia en dos esferas o mundos, una “esfera inteligible” de ideas o formas perfectas, eternas e indivisibles, el Topos Uranos, y una “esfera sensible”, de objetos concretos y conocidos. Los árboles, las piedras, los cuerpos humanos y en general los objetos que pueden ser conocidos a través de los sentidos son para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas de las ideas. Llegó a esta, en apariencia, extraña conclusión por las elevadas reglas que adjudicó al conocimiento, por ejemplo, que todos los objetos auténticos de conocimiento fueran descritos sin contradicciones. Como todos los objetos percibidos por los sentidos experimentan cambios, una afirmación hecha respecto a esos objetos en un instante no será válida en un momento posterior. Según Platón, esos objetos no son del todo reales. Las creencias que se derivan de la experiencia de esos objetos son, por lo tanto, imprecisas e inconstantes, mientras que los principios de las matemáticas y la filosofía —elaborados a partir de la meditación interior sobre las ideas— constituyen el único saber digno de ese nombre. En La República, Platón expuso su famoso mito de la caverna, en el cual muestra cómo la humanidad, prisionera en una caverna, confunde las sombras proyectadas en una roca con la realidad y en el que considera al filósofo como la persona que penetra en el Universo fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la verdadera realidad, el mundo de las ideas. El concepto de Platón del bien absoluto —que es la idea más elevada y engloba a todas las demás— ha sido una fuente principal de las doctrinas religiosas panteísta y mística en la cultura occidental.

La teoría de las ideas de Platón y su visión racionalista del conocimiento son la base de su idealismo ético y social. El mundo de las ideas eternas facilita las normas o ideales según los cuales todos los objetos y acciones han de someterse al juicio del hombre. La persona filosófica, que se abstiene de los placeres sensuales y busca en su lugar el conocimiento de los principios abstractos, encuentra en esos ideales los modos para regir la conducta personal e intervenir en las instituciones sociales. La virtud personal consiste en una armónica relación entre las facultades del alma. La justicia social consiste entonces en la armonía entre las distintas clases de la sociedad. El estado ideal de una mente sana en un cuerpo sano requiere que el intelecto controle los deseos y las pasiones, así como el estado ideal de la sociedad requiere que los individuos más sabios controlen a las masas buscadoras de placer. Para Platón, la verdad, la belleza y la justicia coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa los valores morales es el mejor. En su programa social, Platón apoyó la censura en el arte, por estimarla como un instrumento para la educación moral de la juventud.

FILOSOFIA ARISTOTELICA

Aristóteles, que empezó a estudiar en la Academia de Platón con 17 años, en el 367 a.C., es considerado el más ilustre discípulo de Platón y se sitúa junto con su maestro entre los más profundos e influyentes pensadores de la historia de Occidente. Después de asistir durante varios años a la Academia, se convirtió en el preceptor de Alejandro Magno. Más tarde regresó a Atenas para fundar el Liceo, una escuela que, al igual que la Academia de Platón, fue durante siglos uno de los grandes núcleos de enseñanza en Grecia. En sus conferencias, Aristóteles definió los conceptos y principios básicos de muchas de las ciencias teóricas, como la lógica, la biología, la física y la psicología. Al establecer los rudimentos de la lógica como ciencia, desarrolló la teoría de la inferencia deductiva, representada por el silogismo (proposición deductiva que utiliza dos premisas y una conclusión), y un conjunto de reglas para fundamentar lo que habría de ser el método científico.

Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto.

En su Metafísica, Aristóteles discutió la separación que hizo Platón de idea y materia, y afirmó que las ideas o esencias están contenidas dentro de los objetos mismos que las ejemplifican. Para Aristóteles, cada cosa real es una mezcla de potencia y acto; en otras palabras, cada cosa es una combinación de aquello que puede ser (pero que todavía no es) y de aquello que ya es (también distinguido como materia y forma), porque todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente de lo que son, excepto los intelectos activos humanos y divinos, que son formas puras.

Para Aristóteles, la naturaleza es un sistema orgánico de cosas cuyas manifestaciones comunes hacen posible ordenarlas en clases de especies y géneros; cada especie tiene una forma, propósito y modo de desarrollo en cuyos términos se puede expresar. El fin de la ciencia teórica es definir las actitudes, propósitos y modos esenciales de desarrollo de todas las especies y disponerlos en su orden natural de acuerdo con sus complejidades según su forma, siendo los principales niveles el inanimado, el vegetativo, el animal y el racional. El alma, para Aristóteles, es la forma o realidad del cuerpo, y los humanos, cuyo espíritu racional constituye una forma más elevada que la de las demás especies terrenales, la más elevada dentro de las perecederas. Los cuerpos celestes, compuestos de una sustancia imperecedera o éter, y movidos en un perfecto movimiento circular por Dios, son todavía más altos en el orden de la naturaleza. Esta clasificación jerárquica de la naturaleza fue adoptada por muchos teólogos cristianos, judíos y musulmanes en la edad media como una visión de la naturaleza.

La filosofía política y ética (ésta última desarrollada en Ética a Nicómaco) de Aristóteles surgió también de un examen crítico de los enunciados platónicos. Las normas de conducta personal y social, según Aristóteles, pertenecen al estudio científico de las tendencias naturales de los individuos y las sociedades en vez de contemplarse en la esfera celeste de las ideas puras. Menos insistente que Platón en una conformidad rigurosa respecto a los principios absolutos, Aristóteles consideró las reglas éticas como guías prácticas para alcanzar una vida feliz y plena. El énfasis que puso en la felicidad, como el cumplimiento de las capacidades naturales, expresó la actitud hacia la vida que mantuvieron los griegos cultos de su tiempo. En teoría política adoptó una posición más realista que Platón. Se mostró conforme con el modelo de una monarquía gobernada por un rey sabio que llegaría a representar la estructura política ideal, pero reconocía asimismo que las sociedades difieren en sus necesidades y tradiciones, y creía que una democracia limitada conforma y ordena el mejor compromiso concebible. En su teoría del conocimiento, Aristóteles rechazó la doctrina platónica por la que el saber es innato e insistió en que sólo puede adquirirse mediante la generalización desde la experiencia. Interpretó el arte como una vía al servicio del placer y de la ilustración intelectual en lugar de ser un instrumento de educación moral. Su análisis de la tragedia griega en Poética es considerado el hito fundacional de la crítica literaria

FILOSOSIA MEDIEVAL

Filosofía medieval, conjunto de sistemas, doctrinas y teorías que, en el ámbito de la filosofía, fueron formuladas durante la edad media.

Es difícil definir el concepto “filosofía medieval”. En primer lugar, el término “medieval” es en sí mismo vago a efectos filosóficos. Una convención aceptada generalmente engloba bajo este epígrafe el periodo comprendido entre Boecio (siglo V) y Guillermo de Ockham (siglo XIV). Es decir, más de 800 años de la historia del mundo occidental. Esto último, a su vez, aparta de nuestro campo de estudio casi todo el pensamiento medieval ajeno a Europa o al mundo islámico.

En segundo lugar, el término “filosofía” se aplicaba en la edad media a un amplio abanico de saberes, desde la astronomía a la teología, pues se usaba como sinónimo de “sabiduría” o “conocimiento”. Por tanto, el término “filosofía” se utiliza aquí en su sentido moderno, para referirse a la investigación rigurosa de cualquier asunto al nivel más abstracto y general y no a sistemas de pensamiento (independientemente de su complejidad o sofisticación) consistentes en opiniones sobre la naturaleza de las cosas o reglas acerca de cómo debería vivir el ser humano.

Las cuatro fuentes principales de la filosofía medieval fueron la filosofía clásica y las tres religiones más importantes de la época: el cristianismo, el judaísmo y el islam. Pese a que el neoplatonismo ejerció alguna influencia, especialmente sobre algunos pensadores islámicos primitivos, Platón fue una figura mucho menos importante que Aristóteles. Aunque al principio de este periodo la mayoría de la obra de Aristóteles se había perdido en Europa, buena parte de ella fue descubierta a partir del siglo XII por los musulmanes, que habían entrado en contacto con la filosofía griega en el curso de la expansión del islam.

La obra filosófica de los escritores judíos que vivían en países musulmanes y escribían fundamentalmente en árabe (entre ellos Maimónides, Moisés Nahmánides, Yehuda ha-Leví y Solomon ben Yehuda Ibn Gabirol), y la de los filósofos musulmanes (como Averroes, Avicena, Alfarabí y Al-Kindi) sufrió una acerba réplica teológica debido a los conflictos existentes entre las diversas creencias religiosas y las nuevas especulaciones metafísicas. Así pues, sólo la tradición filosófica cristiana sobrevivió hasta el final del periodo medieval, en parte debido a que los pensadores cristianos se mostraron menos atrevidos a la hora de afrontar los conflictos entre razón y religión que sus colegas judíos y musulmanes. Algunos de los filósofos cristianos más importantes, aparte de los mencionados y por mencionar, fueron Pedro Abelardo, san Anselmo, Juan Escoto Eriúgena y Juan Duns Escoto.

El propósito de la filosofía medieval no era construir grandes sistemas, ni desarrollar visiones del mundo (al menos en este punto guarda cierta similitud con la filosofía del siglo XX). El filósofo medieval ya tenía una visión del mundo: la religiosa. De hecho, el tema dominante de la época (tanto en los autores cristianos, como en los musulmanes y judíos) fue el intento de conciliar aquélla con las ideas filosóficas clásicas. Durante este proceso emergió una tradición filosófica clara y distinta, a cuya aparición coadyuvó la fundación de las universidades de Bolonia, París y Oxford. En el contexto cristiano, esta tradición filosófica se conoce por el nombre de escolasticismo o escolástica, la filosofía de escuelas y escolares.

Buena parte de las obras del periodo surgieron a partir del estudio de las obras de Aristóteles y de los distintos intentos para aplicar su pensamiento a la teología (ejemplos paradigmáticos de ello fueron san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, autor de una de los textos filosóficos medievales más importantes: Summa Theologiae, 1265-1273). No se ponía excesivo énfasis en la originalidad, pero sí existió una cierta tendencia progresiva hacia la elaboración de un pensamiento caracterizado por un mayor grado especulativo. Algunos temas de importancia, también para escuelas posteriores, fueron el debate entre realismo y nominalismo, la relación entre fe y razón, y el desarrollo de un léxico técnico filosófico a partir del cual poder asentar la especulación lógica y metafísica.

El relativamente lento desarrollo de la filosofía medieval hizo que ésta se viera finalmente superada, a partir del siglo XIV, por el avance más acelerado de las ciencias físicas y políticas. En filosofía, el renacimiento se caracterizó por los trabajos de Francis Bacon, Nicolás de Cusa y Nicolás Maquiavelo, y por un desplazamiento del interés medieval por el aristotelismo hacia la recuperación del platonismo. No obstante, la filosofía hizo escasos progresos durante el periodo renacentista, que normalmente es considerado como un interregno entre la filosofía medieval y la filosofía moderna. El comienzo de esta última suele ser delimitado a partir de la obra de René Descartes, en parte basada en el rechazo de buena parte del bagaje escolástico.