Ramón Frías

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8 de noviembre de 2008

Mateo Andrés, Filósofo Dominicano


Aunque de procedencia española, el P. Mateo Andrés, sj. nos dio 54 años de testimonio, enseñanza y guía en nuestras familias, incluyendo algunas parejas presidenciales de nuestra nación. Su obra se caracterizó por la entrega desinteresada y su legado en las aulas lo fue dejando a través de sus clases de filosofía y psicología en varias universidades del país, de manera muy especialísima, en las aulas del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino.

A continuación les dejo con un artículo que publicara el periódico Camino a propósito de su fallecimiento.


Se nos fue el padre Mateo Andrés

Junio 23, 2008

Así, tan sencillamente, decimos adiós, y dejamos a los seres queridos que han sido parte de nuestro peregrinar.  Pero nos alienta la esperanza de volvernos a encontrar.  

El padre Mateo Andrés, de la Compañía de Jesús, se marchó a la Casa del Padre Eterno. Deja gratos recuerdos entre sus hermanos jesuitas y todos aquellos que tuvieron la oportunidad de alimentarse de su espiritualidad y de sus sabias orientaciones. 

Sacerdote, filósofo, y psicólogo. Hombre de bien, evangelizador y promotor de la unidad familiar. 
Maestro de varias generaciones de sacerdotes en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino y forjador de conciencia en tantos hombres y mujeres que bebieron de su sapiencia en las aulas universitarias. 

De Valencia, España vino a nuestra Patria para darse y desgastarse, como un cirio, y así alumbrar a tantas personas cuya existencia se marchitaba en la penumbra de la confusión y la soledad interior. 
Monseñor Francisco José Arnáiz, compañero de ruta del padre Mateo Andrés, lo describe con estas palabras. “De sus 86 años de vida, dio 54 a nuestros país y fue uno de esos hombres que Dios pone en el camino de su pueblo para alumbrar y llenar la vida de los más necesitados. Era un hombre muy buscado para consejos de la gente, tanto hombres como mujeres, sobre todo de conflicto familiar. Era un hombre muy inteligente y estaba muy al día en todos los acontecimientos.”    

De su Maestro, Cristo, aprendió que no vino a ser servido, sino a servir. Gracias al Padre por darnos un sacerdote cuya vida fue modelo de entrega. 

Hoy sus restos descansan en el cementerio de Manresa Loyola, Santo Domingo, junto a sus compañeros jesuitas que hicieron de esta tierra su hogar y trabajaron noche y día por hacer presente el Reino de amor y justicia que proclamó Jesús.

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